Como pez en el agua.

«Lo importante nunca será el Methodo, tampoco los medios, lo importante es la cura»

  Al bajar por las escalinatas del subterráneo, en el kiosko de periódicos y revistas algo llamó poderosamente mi atención, un anuncio de aquellas revistas que se encuentran bajo el encabezado y ofrecen sus servicios  por una módica cantidad al alcance de quien como yo, es empleado u hombre de oficina. Para aquellos que sufren algún trastorno y de otros que median entré la frustración e insatisfacción personal, buen remedio para unos simples mortales.

   Tomé la revista y cubrí el costo de ésta al dueño del expendio. Después de leer el artículo y los servicios que ofrecían seguí al abordaje del subterráneo dirigiéndome a mí destino, y consideré hacer una visita esté próximo fin de semana. Y así lo hice.

   Después de lo acostumbrado de cada mañana del día de descanso, arribe el primer autobús al centro de la ciudad. Llegué a la dirección del anuncio y tomando un breve respiro me dirigí directamente a la recepción. Le pregunté a la secretaria.

– ¿Podría darme informes sobre los servicios de esté anuncio?                                – Por supuesto- contestó- ¿Sobre qué Methodo? ¿Cuál es su problema?                     – Preferiría decirlo con el doctor a cargo-le aclaré.                                                                  – -Bueno, estaría bien, si no existiera un requisito anterior antes de concertar dicha entrevista- respondió la secretaria.                -¿Cuál es ese requisito?- me atreví a responder.                                                          -Cada persona viene a elegir una terapia, pero se necesita un previo diagnóstico para su respectivo tratamiento. Necesita responder algunas preguntás generales y solo necesito saber su problema antes de darle el cuestionario ¿Cual es el problema que lo trajo hasta aquí?- miró los papeles en el escritorio. Dude de abrirme ante la pregunta y me miró diciendo -Solo tiene que responder este breve cuestionario y no le llevará más de cinco minutos, le entrego tambien este folleto para saber que Methodo puede satisfacerle teniendo conocimiento de su problema, después de resolver el cuestionario el doctor le dirá que terapia es conveniente. Ingrese a sala respectiva y tómese el tiempo necesario, la sala se encuentra en aquella puerta a lado izquierdo del pasillo.

Hice lo que me pidió llevando entré mis dudas el folleto, el cuestionario e ingrese a la sala. Había varias personas observando en lo que al parecer eran cuestionarios similares, tomé el asiento más cercano y me dispuse a la tarea. Me reservaré las cuestiones que ahí se formularon y obvio mis respuestas, solo diré que en ellas tenía en particular dos opciones: si o no.

Terminado el cuestionario mire el folleto con la información a Grosso modo en que consistía cada Methodo y su terapia, sin encontrar alguna relevancia. Me levanté del asiento, vire hacía los que seguían en el cuestionario mientras algunos más abordaban la sala con el mismo propósito, y caminé a la recepción para hacer entrega de mis respuestas. Inmediatamente la secretaria, sin indagar en las preguntas resueltas, dio las siguientes indicaciones.

Tendrá que esperar algunos minutos en lo que el doctor en particular se desocupe, entonces le verá, y de acuerdo a sus respuestas darle la terapia adecuada. ¿Está bien? – Si- respondi mirando su incredulidad. ¿ Tiene algún inconveniente?- No- acerté. Bien. Puede esperar mientras tanto en la sala principal. Ahí espere unos cuantos minutos,los visitantes llegaban con el propósito de reconvenir su vida personal mientras el personal del lugar ejecutaban su rutina entre salir, abrir alguna puerta y después entrar a otra. Nada fuera de esté mundo. No llevaba algún dilema de por medio respecto a las constantes y reiteradas sensaciones de vacio, y eso es lo que me había llevado hasta éste lugar frívolo, porque, así lo percibía.

En unos minutos se me solicitó ante la presencia de quién creía era el doctor que llevaría a cabo la entrevista, cuando escuché su llamado dejé a un lado la abstracción de mis pensamientos. Para llegar a su diagnostico constato las preguntas con ciertas confesiones personales sin ir más allá de lo personal, laboral y social. Fue en alivio.

El motivo era la predisposición del entorno, el de encontrarse en una inconformidad ; el hastío se hacía presente en las oficinas, en las calles y al caminar con los demás sin ningún fin determinado. No había nada cierto y solo era condescendiente con un sentido de vacuidad, inherente en el transcurso del día hasta encontrar el ocio pertinente en la conformidad de las cuatro paredes del dormitorio.

La terapia consistía en visitas recurrentes a la clínica, dónde estaría en sesiones inductivas conductuales, es decir, pretendían entender desde los hábitos personales y el sentido de mis conclusiones racionales la causa de esa sensación de vacio; dude de ser necesaria la terapia para resolver ese sutil como extraña percepción que provocaba un » sin sentido» en la confluencia de mis relaciones. Dudé. ¿En verdad me era necesaria o solo era una somatizacion? Después de las sesiones estaría presente en una breve conferencia sobre los estados emocionales, los sueños y su principio arcaico; el desarrollo de la vida social de un solo hombre en el conjunto de la sociedad creciente, con los preceptos asimilados de sus creencias.

Las semanas pasaban y me sentía tranquilo, mi punto de vista tenía un sentido pasivo, la rutina tenía un panorama distinto de los meses anteriores, el aburrimiento por la misma existencia se bifurcaba al horizonte ; y la sensación de ese vacío se presentaba sin ninguna confrontación con la rutineidad. Era de esperar tal solución en la propia aceptación. Me pregunto si el algún momento podría caer en el desengaño, de lo sugerente del Methodo dónde todo devenga en lo mismo bajo otra careta. ¿Que suposiciones vendrían a intrigar mi mente y, el vacio abriera su espacio para andar como pez en el agua? Eadem sem aliter.

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